hornalla de cocina encendida

Este gas, originado por la combustión incompleta de productos carbonados (casi todos los elementos de uso cotidiano tienen moléculas de carbono en su composición), es el principal causante de intoxicaciones por gases tóxicos.
Es frecuente ver intoxicaciones por monóxido de carbono durante todo el año, casi siempre asociado a incendios.
Pero es principalmente en invierno donde se registra su incidencia más alta.
Y es que, repasando las fuentes de monóxido de carbono, podemos decir que la mayoría de las intoxicaciones se producen por calefones, estufas y termotanques defectuosos. En algunas oportunidades por braseros colocados dentro del domicilio o incluso fogatas dentro de barriles (en los barrios más humildes donde no pueden calefaccionarse de otra manera). Pero también podemos encontrar monóxido en industrias, como la síntesis de plásticos o la manufactura de ácidos y en gases de escape de motores de explosión.

El monóxido de carbono es un gas incoloro, inodoro y no irritante.
Posee como característica distintiva, 250 veces más afinidad por la hemoglobina que el oxígeno.

Este gas es transportado por la hemoglobina (proteína presente en los glóbulos rojos), pero también se encuentra disuelto en plasma

El mecanismo principal por el que provoca la sintomatología es por desplazamiento directo del oxígeno, dando menor oferta de oxígeno a los tejidos. No obstante el monóxido también tiene acción directa en la respiración celular, alterándola y llevando a la muerte celular directa

La sintomatología de intoxicación es muy variada.
Puede provocar síntomas que van desde leves como dolor de cabeza, vómitos, dolores musculares y fatiga, hasta síntomas más severos como convulsiones, hemorragias, insuficiencia renal, infarto del corazón, insuficiencia respiratoria, paro respiratorio y muerte.

La sintomatología varía en función de la concentración del gas en el aire y del tiempo de exposición. Máxima que aplica a todas las intoxicaciones por gas.
Largos periodos con concentraciones elevadas se asocia a sintomatología más grave.

Una de las mayores dificultades en la detección y el diagnóstico es que los síntomas leves pasan desapercibidos o son confundidos con síntomas típicos de otras enfermedades infecciosas estacionales como la gripe, o ahora incluso el covid 19.

Llamativamente, en un mismo ambiente distintas personas pueden tener sintomatología diversa.
Se puede ver en grupos familiares que sufren una exposición importante, individuos que ingresan a la consulta con síntomas moderados (vómitos, cefalea, falta de aire), síntomas severos (coma), o incluso otros que ingresan muertos

Si, muertos. Las personas se van a dormir sin percatarse de que hay una fuga de monóxido en el ambiente (generalmente por un calefón o una estufa que no funciona correctamente) y su sueño se vuelve eterno.

También existe la intoxicación crónica. En estos casos, las concentraciones de monóxido no son tan altas, pero se dan de manera reiterada.
El paciente experimenta dolor de cabeza crónico, somnolencia diurna y fatiga, trastorno en el habla y aprendizaje, paranoia (sentirse perseguido) y psicosis.
Es importante hacer una búsqueda y detección de un probable causal.

Existen grupos de riesgo.
Son individuos con mayor probabilidad a sufrir una intoxicación severa en caso de una exposición.
Estos son:
· Ancianos
· Niños y embarazadas
· Pacientes con enfermedad cardiaca previa
· Pacientes con anemia e insuficiencia respiratoria

Para hacer el diagnóstico, es necesario una fuente causal probable, o una sintomatología característica.
Osea que si el paciente viene con convulsiones luego de haber estado en un incendio es altamente probable que esté intoxicado con monóxido de carbono.
No obstante algunas determinaciones del laboratorio como la carboxihemoglobina, son muy sugestivas de exposición.

El tratamiento es con oxígeno, rápido y a la mayor concentración posible

De cualquier modo, siempre debe haber una evaluación médica para definir si requiere cámara hiperbárica (cámara donde la presión de oxígeno es muy superior a la del ambiente)

El tratamiento más eficaz es la prevención:

· Conocer las fuentes probables de intoxicaciones y revisarlas periódicamente. Asegurarse que funcionen correctamente.

· Revisar las estufas, calefones, termotanques, hornos, y elementos que utilicen gas por un gasista matriculado.

· Siempre revisar que el tiraje de las estufas sea correcto y no este obstruida la salida de gas

· Los braseros están contraindicados dentro del hogar. Salvo que estén cerrados en el frente y el escape de gas sea correcto por una chimenea o tiraje hacia el exterior

· No debe nunca utilizarse horno y hornallas para calefaccionar el ambiente, ni ningún otro elemento no autorizado

· Los detectores de monóxido pueden ser útiles, pero solo detectan concentraciones elevadas.

· El monóxido no tiene olor. Si siente olor a gas, es gas butano o propano de garrafa (que a su vez tampoco tiene olor, pero se lo agregan artificialmente para detectarlo). Igualmente haga revisar su equipo a la brevedad

· Lo más importante, siempre deje 10/15 centímetros de una ventana abierta. En caso de una fuga de gas esto puede salvarle la vida.

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